Charlas de Mamá Luna


Consultas de lactancia gratuitas en el correo lactanciaml@gmail.com y por teléfono en el 605796913 o en el 660748683 (si no lo cogemos, llama un poco más tarde o envíanos un correo con el número de teléfono fijo al que quieres que te llamemos).





martes, 18 de enero de 2011

Problemas en la lactancia: frenillo sublingual corto (anquiloglosia)

¿Qué es el frenillo sublingual?

El frenillo sublingual se define como una membrana mucosa situada bajo la lengua. Si dificulta o impide el movimiento normal de ésta, se dice que hay anquiloglosia o frenillo sublingual corto.
El frenillo sublingual se halla en la cara posterior de la lengua. Forma parte la mucosa oral y se halla poco vascularizado e inervado, por lo que si es necesario cortarlo ofrece poca resistencia, apenas sangra y no duele.
El frenillo puede ser flexible o inflexible, de tejido blando o fibroso, largo o corto, lo que influirá en el grado de restricción de los movimientos linguales. Asimismo, el punto de inserción del frenillo en la lengua puede variar considerablemente (posterior o anterior).

¿Por qué parece de pronto que hay tantos niños con frenillo corto?

Antiguamente se diagnosticaba y remediaba la anquiloglosia nada más nacer el niño, y durante siglos las comadronas se han encargado de cortar los frenillos, pero a mediados del siglo XX la lactancia materna perdió popularidad y la frenotomía de rutina dejó de ser habitual, pues cuando había dificultades la solución era suspender la lactancia materna e iniciar la administración de leche artificial.
Ya en el siglo XXI, la conciencia de la superioridad de la lactancia materna y el aumento del interés por todo lo relacionado con ésta han vuelto a poner de actualidad los problemas derivados de un frenillo sublingual corto y la búsqueda de soluciones a los mismos.

¿Tan importante es?

La movilidad de la lengua es de vital importancia para la buena marcha de la lactancia, y para que ésta resulte placentera para la madre y efectiva para el niño.
Puede ocurrir que el bebé tenga frenillo corto pero que esta circunstancia no le cause problemas a él ni a su madre, gracias a la capacidad de adaptación del pecho materno y a la propia fisiología de la glándula mamaria. Si un niño crece y aumenta de peso correctamente, y su madre tampoco siente dolor al amamantar, no es necesario realizar intervención alguna, salvo que se quieran prevenir otros posibles problemas futuros (recordemos que la lengua no sólo es importante para mamar, sino que influye de manera decisiva en el desarrollo de toda la cavidad oral, por lo que repercute en la dentición, el habla, la respiración y puede incluso determinar la propensión a sufrir problemas como otitis, sinusitis, etc).
Los bebés deben realizar una compleja coreografía con la lengua para:
  • Obtener una buena y efectiva transferencia de leche.
  • No dañar el pezón.
Hay cuatro movimientos principales que la lengua del niño debe realizar:
Extensión: acción de sacar la lengua hasta cubrir la encía inferior con la lengua  y mantenerla en esta postura mientras dura la toma.
Elevación: acción de alzar la lengua hacia el paladar para comprimir la areola y poder así "ordeñar" el pecho.
Latarelización: la habilidad de mover la lengua a ambos lados de la boca.
Peristaltismo: movimiento ondulante de la lengua que permite llevar la leche hacia la faringe para ser deglutida.
La anquiloglosia puede impedir o restringir estos movimientos, dificultando o imposibilitando un buen agarre del niño al pecho, lo que a su vez puede hacer que la transferencia de leche sea insuficiente. El niño con anquiloglosia realiza movimientos compensatorios de succión para evitar que el pezón se le escape de la boca (uno de los más habituales es comprimir el pezón con la encía inferior), que a su vez provocan traumatismos de grado variable en la mama.

¿Qué problemas puede ocasionar el frenillo corto?

En la mayoría de los casos, la anquiloglosia perjudica tanto a la madre como al bebé.
Para la madre, el mayor inconveniente de dar de mamar a un niño con frenillo corto es el dolor: se producen grietas por la fricción a la que se ve sometido el pezón, infecciones bacterianas causadas por un mal drenaje de los conductos y favorecidas por la presencia de las grietas, isquemias por la compresión del pezón contra el paladar. Todo ello hace que la experiencia de dar el pecho resulte dolorosa y desagradable.
No todas las glándulas mamarias reaccionan del mismo modo ante una succión ineficaz. Hay  casos en los que la madre sufre falta de leche (hipogalactia) y hasta que se corta el frenillo o se estimula la producción (con el uso de un extractor, por ejemplo), la cantidad de leche producida es insuficiente. Por el contrario, hay madres cuyas glándulas mamarias parecen querer compensar el problema disparando la producción, lo que hace que padezcan ingurgitaciones constantes y subidas de leche entre tomas.
Además, las tomas pueden ser interminables, ya que los bebés con anquiloglosia no sueltan el pecho por sí mismos y suelen mostrarse llorosos e irritables. La madre se siente cansada y frustrada, lo que puede conducir al abandono precoz de la lactancia, incluso por parte de madres muy motivadas.
En otras ocasiones, la succión no es dolorosa pero si inefectiva. Para la madre esto resulta desconcertante, ya que el niño mama aparentemente bien pero se muestra muy demandante y no gana suficiente peso.  Estas madres pueden llegar a pensar que su leche no es buena o que no son capaces de producir suficiente cantidad, cuando en realidad el problema es otro.
Para los bebés, las consecuencias de un frenillo corto pueden variar mucho, y aunque a corto plazo pueden afectar negativamente a la lactancia, a medio y largo plazo causan también otros trastornos.
Hay niños con anquiloglosia que no aumentan de peso debido a la succión ineficaz, que se traduce en una escasa producción de leche. Otros aumentan con normalidad o de manera espectacular.
La glándula mamaria actúa a menudo de forma compensatoria. Ante un bebé que mama de forma ineficaz o caótica, puede reaccionar fabricando mucha leche y dando lugar a una producción excesiva (hipergalactia). Cuando esto ocurre, los bebés toman mucha leche de inicio, más rica en lactosa, lo que la hace difícil de digerir y puede dar lugar a deposiciones verdes, malolientes y explosivas, muy diferentes de las deposiciones típicas del lactante amamantado, que son de color mostaza y con un olor dulzón que recuerda al del yogur.
Este exceso de lactosa también los hace más propensos a sufrir regurgitación, puesto que deben tomar más volumen de leche para obtener las mismas calorías que recibirían si mamaran de forma eficaz, y molestias  intestinales (gases, cólicos).
Al nacer, todos los bebés tienen el paladar alto y cerrado, pero a medida que la lengua se mueve eficazmente en la cavidad oral, éste se va abriendo y descendiendo. Si la lengua no tiene capacidad de elevación debido a un frenillo corto, este cambio no se produce, lo que afecta a toda la estructura maxilofacial.
Al quedar el paladar más elevado, las coanas (aberturas posteriores de las fosas nasales) ven reducido su diámetro, lo que hace que los bebés con frenillo corto respiren más por la boca que por la nariz, duerman con la boca abierta y ronquen durante el sueño. Los problemas respiratorios se deben a la entrada de aire a los pulmones directamente por la boca. Ese aire no es filtrado por las fosas nasales, lo que facilita la entrada de partículas dañinas. Y es más frío, lo que les  predispone a sufrir bronquitis y neumonías. También son propensos a sufrir otitis, debido a un mal drenaje de  la trompa de Eustaquio. Asimismo, hay estudios que relacionan la anquiloglosia con una mayor incidencia de las apneas del sueño.
La maloclusión dental es otro problema derivado de la anquiloglosia y se manifiesta cuando empiezan a salir los dientes. Éstos pueden nacer desplazados o encabalgarse, lo que unido a la deformación del paladar  puede requerir costosas intervenciones odontológicas.
Cuando los niños con anquiloglosia crecen, surgen problemas logopédicos (dislalias o trastornos de articulación fonética) en la pronunciación de las consonantes /r/, /rr/, /l/, /t/, /d/, /n/, /s/ y /z/.
Por último, la anquiloglosia es responsable asimismo de problemas de tipo social que no por leves dejan de afectar la calidad de vida de quien los sufre: las personas con frenillo corto no pueden hacer cosas tan sencillas como lamer un helado o besar con la lengua.
¿Cómo se diagnostica la anquiloglosia?
Hay que evaluar el grado de movilidad de la lengua, incluida la capacidad de la misma para extenderse más allá del labio inferior, elevarse hasta el paladar estando la boca bien abierta y efectuar movimientos transversales de una comisura de la boca a la otra sin necesidad de deformarse (lateralización). La elevación parece ser el movimiento lingual que más influye en la lactancia, por lo que debería pesar más que los demás parámetros a la hora de evaluar la anquiloglosia.

¿Hay varios grados de anquiloglosia?

A grosso modo, podemos decir que existen dos grandes grupos diferenciados: los frenillos anteriores y los posteriores. Los primeros, que representan el 75% de la incidencia de anquiloglosia, se observan a simple vista y son fáciles de diagnosticar y tratar mediante frenotomía. Los segundos pueden pasar inadvertidos y requieren una intervención más compleja denominada frenuloplastia.
Frenillos anteriores
Tipo 1: la lengua tiene forma de corazón y presenta una funcionalidad muy restringida. El frenillo, que se inserta en la punta de la lengua, se observa a simple vista.

Tipo 2: el frenillo se inserta más atrás que en el tipo 1, a una distancia de entre 2 y 4 mm respecto de la punta de la lengua. También puede restringir considerablemente la elevación y extensión de la lengua, que se presenta plana o ligeramente combada.








Tipo 4 o frenillo oculto: el frenillo como tal no se aprecia a simple vista, ya que se halla oculto bajo una capa de tejido mucoso, y restringe casi totalmente la movilidad de la lengua, por lo que ésta se halla muy anclada al suelo de la boca y puede presentar un aspecto compacto. El movimiento de la lengua suele ser asimétrico. A menudo, se aprecia un paladar ojival o estrecho, consecuencia directa de la escasa movilidad de la lengua.

¿Qué son los movimientos compensatorios?

Son recursos que desarrollan los niños para ayudarse a mamar y contrarrestar las dificultades que les causa el frenillo corto:
  • Sellan el pecho ejerciendo una presión excesiva con los labios, lo que les causa ampollas labiales, sobre todo en el labio superior.      
  • Comprimen la encía contra el pezón y causan traumatismos y mal drenaje, lo que a su vez favorece la aparición de infecciones.
  • Maman abriendo poco la boca para evitar que el pezón se les escape, lo que causa mala transferencia de leche y mal drenaje de la mama, lo que puede ocasionar dolor e infecciones a la madre (mastitis).

¿Qué hacer cuando hay problemas con la lactancia y al bebé se le diagnostica una anquiloglosia?

Dependerá de cada familia. Algunas decidirán rápidamente realizar una intervención quirúrgica (frenotomía o frenuloplastia) para solucionar las dificultades con la lactancia y prevenir posibles problemas futuros, mientras que otras preferirán no intervenir y buscar alternativas. También habrá quienes prefieran probar medidas paliativas antes de decidirse por una intervención quirúrgica.

¿Hay otras soluciones para mantener la lactancia sin tener que realizar una frenotomía?

Lo primero es intentar optimizar la colocación del niño al pecho, de tal modo que gran parte de la areola entre dentro de la boca de éste, facilitando así la transferencia de leche y evitando a la madre el dolor causado por la presión que realizan las encías.

El agarre palmar del pecho ayuda  a controlar la mandíbula del niño. La postura "a caballito", en la que el niño mama sentado a horcajadas sobre el muslo de la madre, puede contribuir a minimizar las molestias de ésta y a hacer más efectivas las tomas.        
También hay niños encuentran una postura efectiva cuando se les deja buscar y cogerse al pecho de forma espontánea, sin dirigir ni controlar sus movimientos. Es lo que se conoce como afianzamiento espontáneo.
Algunas madres encuentran alivio utilizando pezoneras finas de látex, que no interfieren en la producción de leche y a veces ayudan a soportar el dolor. A los bebés la pezonera les permite un mayor afianzamiento del pezón dentro de su boca.
En el caso de los bebés con escasa ganancia de peso, hay que iniciar suplementación, a ser posible con leche materna.
Si existe hipogalactia asociada, habrá que estimular la producción de leche utilizando un buen extractor.
En todos los casos, es muy recomendable practicar la compresión mamaria, VÍNCULO A COMPRESIÓN MAMARIA para acortar las tomas dolorosas y hacerlas más efectivas.

¿Qué es y cómo se hace una frenotomía?

Se trata del procedimiento quirúrgico por el que se secciona el frenillo sublingual. Es una técnica sencilla que se realiza en pocos segundos. Hay cirujanos que optan por aplicar anestesia tópica antes de hacer una frenotomía, pero en la mayoría de casos no es necesario, puesto que, como se ha dicho ya, es una zona poco inervada y que apenas tiene sensibilidad.
Antes de proceder al corte, el cirujano elevará la lengua del bebé con un retractor acanalado que le permitirá visualizar el frenillo. El corte se lleva a cabo con tijeras quirúrgicas.
A veces se produce un ligero sangrado sin mayor trascendencia, que se detiene simplemente comprimiendo la zona con una gasa. Una vez realizada la frenotomía, el bebé es colocado al pecho enseguida para reanudar la lactancia.
Conviene advertir que la frenotomía puede no solucionar de inmediato los problemas de lactancia. Pese a que la mayoría de madres notan una mejoría al instante, en otros casos puede ser necesario realizar ejercicios específicos de fisioterapia de la succión y tener paciencia hasta que el niño aprenda a mamar moviendo la lengua de manera correcta.

¿Qué es y cómo se hace una frenuloplastia?

En el caso de los frenillos posteriores (tipos 3 y 4), la frenotomía puede no ser suficiente, puesto que hay que liberar la lengua totalmente del suelo de la boca. Las intervenciones que se realizan en este caso se denominan frenuloplastias  o  z-plastias.
Estos procedimientos son algo más complejos que las frenotomías, no se pueden realizar de forma ambulatoria y requieren anestesia o sedación, por lo que deben realizarlos profesionales especializados en quirófano.
Frenillos posteriores
Tipo 3: este tipo de frenillo podría definirse como una combinación de los tipos 2 y 4, puesto que existe una pequeña membrana visible en la cara posterior de la lengua pero también un anclaje submucoso, por lo que no basta con seccionar la membrana para liberar la lengua del suelo de la boca. Este tipo de frenillo puede resultar difícil de observar a simple vista,  pero basta pasar un dedo de lado a lado bajo la lengua en reposo del bebé para advertir su presencia. La lengua puede presentar un aspecto normal y realizar el movimiento de extensión con relativa facilidad, pero al hacerlo se combará por la periferia y se deprimirá en el centro, y el bebé no podrá elevarla hasta tocar el paladar con la boca totalmente abierta. En función del grosor y fibrosidad del componente submucoso, la lengua también puede presentar un aspecto apelotonado y compacto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario