Charlas de Mamá Luna


Consultas de lactancia gratuitas en el correo lactanciaml@gmail.com y por teléfono en el 605796913 o en el 660748683 (si no lo cogemos, llama un poco más tarde o envíanos un correo con el número de teléfono fijo al que quieres que te llamemos).





domingo, 18 de diciembre de 2011

Final concurso

Ya tenemos ganadores al concurso.

En la categoría de Lactancia materna la fotografía ganadora es Natalia García con su fotografía "Felicidad":


Natalia recibiendo el premio


Fotografía ganadora en la categoría Lactancia materna

En la categoría "Maternidad y paternidad respetuosas con los niños, la ganadora es Rebeca Cuesta:


Premio "Maternidad y paternidad respetuosas con los niños"

Y la mención especial ha correspondido a Fernando Abril, con su fotografía "Rubén Abril":

Mención especial

Enhorabuena a todos los ganadores

martes, 18 de octubre de 2011

Charla "El impacto del recién nacido en la relación de pareja"

Pincha en la imagen para ampliar

La charla de Noviembre: "Impacto del recién nacido en la relación de pareja", será impartida por María de la Sierra de los Santos Medina, psicóloga y psicoterapeuta, el 25 de Noviembre a las 18:00 en el centro Santa Rosa de Lima.

jueves, 6 de octubre de 2011

I Concurso de fotografía Mamá Luna

Pincha sobre la imagen para ampliarla

Con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna (que se celebra del 2-7 de octubre en España) la asociación Mamá Luna lanza el Primer Concurso de fotografía Mamá Luna 2011, al que os invitamos a participar.
Temas:
LACTANCIA MATERNA. MATERNIDAD Y PATERNIDAD RESPETUOSAS.

Recepción de fotografías: del 6 de octubre al 15 de diciembre de 2011

Enviar fotos a:
mamaluna@ono.com

Premios:
Categoría "Lactancia materna": 40 euros en efectivo+ cesta de Ecolmado de productos ecológicos para bebés.
Categoría "Maternidad y paternidad respetuosas y amorosas con los niños": 40 euros en efectivo + 1 vale de 30 euros en productos ecológicos de Ecopinto (fruta, verdura y productos envasados).
Mención Especial del jurado: Inscripción en la asociación durante 1 año (valorada en 30 euros) y un móvil de cuna LOULOUP por cortesía de Mi segunda Manita.

Bases del concurso y autorización en:
http://asociacionmamaluna.blogspot.com/

Patrocinadores:
Mi segunda manita, compra-venta de artículos semi-nuevos para bebés
Ecolmado Alimentación Ecológica
Ecopinto Alimentación Ecológica

Esperamos vuestra participación

jueves, 21 de julio de 2011

Let them be little

Ésta es una canción preciosa que nos recomienda que dejemos ser pequeños a los pequeños de nuestras casas...

http://www.youtube.com/watch?v=UUKbxbmpcwU

NOS VAMOS DE VACACIONES

Desde el próximo lunes 25 nos ausentamos hasta el lunes 22 de agosto... Sabéis que cualquier duda podéis consultarla en nuestros teléfonos o a través de nuestro correo. ¡FELIZ VERANO A TODAS!

lunes, 27 de junio de 2011

Vídeo sobre lactancia materna prolongada

Ana Romero Manzano (matrona del Hospital Universitario de Canarias) y Marta Díaz Gómez (pediatra y profesora de la Universidad de La Laguna) han elaborado y puesto a disposición pública un vídeo sobre lactancia materna prolongada.

"Nadie respeta las necesidades de otra persona sin conocerlas".

Mireia Long entrevista en Bebes y Mas a la psicóloga Teresa García.



Mi hermano tiene discapacidad

En esta ocasión nos fijamos en dos interesantes artículos de Iván Amado.

Portaldelsur.es nos ha entrevistado ;-)


El problema de la humanidad contado en dos o tres párrafos

Artículo de Ileana Medina Hernández

Redes 447: El cerebro del bebe


International Breastfeeding Centre

Videos en los que podeis ver distintos agarres al pecho. Están acompañados de una pequeña explicación (en español)
VIDEOS 

martes, 21 de junio de 2011

viernes, 20 de mayo de 2011

Chantaje emocional

Una serie de cinco artículos en los que Mireia Long analiza  el chantaje emocional hacia los niños como forma de violencia.

Chantaje emocional una forma de violencia.

 Chantaje emocional: El niño como arma y como víctima.

Chantaje emocional: Miedo culpa y amor



Chantaje emocional: Las consecuencias
 

"La paz en el mundo empieza en el vientre de la madre"

Entrevista  en La Contra de La Vanguardia a Evânia Reichert, psicoterapeuta familiar.

Foto: Maite Cruz

Las pelvis que conocí y amé de Gloria Lemay. Traducido por Ibone Olza

Gloria Lemay es asistente privada de partos en Vancouver, British Columbia, Canadá



Bebés y métodos conductistas de aprendizaje





La leche materna previene al bebe de problemas mentales



Los niños que toman leche materna se "portan" mejor


Un bebé mamando de su madre. | Alberto Di Lolli

jueves, 5 de mayo de 2011

Portabebés



Tal y como prometí, voy a hacer una entrada sobre los portabebés que he utilizado/conozco mejor.

En primer lugar, me comencé a apasionar por el mundo del porteo por dos razones. 
La primera porque me quería desquitar. Quería sentir a mi niña en permanente contacto conmigo como cura de la herida producida por no haberla tenido en mi pecho nada más nacer.
La segunda porque me lo recomendaron para aliviar el cólico/estrés/llanto vespertino contínuo no identificado.

Pero una vez me hice con artilugio de estos, las ventajas que he venido comprobando, aumentan día a día: me permiten hacer mis cosas dándome mucha libertad de movimiento, dar el pecho en público de un modo discreto, duermen ipso facto al bebé,...

El primer portabebé que probé fue la mochila Manduca, me gustó desde el primer minuto. Es muy versátil en cuánto  a las posiciones del bebé y tiene un reductor para poderlo utilizar a partir de los 3 kilos del bebé - mi hija la usó desde que nació -. Puede aguantar hasta los 20 kilos de peso - eso sí, tus rodillas ya no se yo lo que aguantarán, porque con 11 kilos ya cuesta subir escaleras- . Tiene una "capucha" -mejorable, muy mejorable- que sirve para cubrir la cabecita del bebé.
Lo malo: es muy grandota como para llevarla como "ayuda" en el cochecito de paseo. Por otro lado, en verano no hay quien la aguante.

El segundo portabebé que probé fue la bandolera de anillas fijas o cosidas,esta complementa a la perfección las carencias de Manduca. Me la llevé hasta a la playa en verano. Es fresquita y se puede guardar muy fácilmente.
Lo malo: cuando el bebé empieza a pesar, es más incómodo. Me es complicado llevar a la niña de otra forma que no sea a un lado. Es difícil de poner a la espalda -al menos para mí-.



Estos son los dos portabebés que yo tengo. Además conozco otros dos:

El Mei Tai, lo equiparo a la bandolera -aunque sus diseños son mucho más bonitos, para mi gusto-. Pero le supera en cuanto a facilidad de uso. Además está acolchado y es el más económico de los portabebés. Eso sí, es más incómodo a la hora de dar el pecho en él ya que no puedes aflojar, tan cómodamente como en la bandolera, los tirantes. 

La mochila Ergo, muy similar a Manduca, con mejores diseños también. Le supera a Manduca en el sistema de sujección de cabeza del bebé, pero, es un extra a comprar a parte, al igual que el reductor para bebés más pequeños. Tiene los tirantes más largos que Manduca, con lo cual es mejor para que los papás también puedan portear - al menos a mi marido, la Manduca le queda algo "pequeña"-
Lo que no me termina de convencer es el cierre que permite la sujección de los tirantes. Cuando llevas el bebé delante, ese cierre queda a la altura de la nuca del portador. En el caso de la Manduca, queda entre ambas escápulas. Me da la sensación de que, en el caso de bebés más grandes, es más cómodo así. Aunque no lo he probado.

Por otro lado, quería aclarar que no todo consiste en llevar un buen portabebé. Es muy importante el hecho de colocar al bebé de una forma correcta. 
Aunque el mismo bebé te "dirá" que no está cómodo, siempre hay que comprobar que su espada tenga una curvatura en forma de C y que sus piernas queden en forma de M respecto a la pelvis - esto es, rodillas por encima de caderas-.
Esto es algo que me sorprende de algunos portabebés del mercado - y no miro a babybjörn...-, en primer lugar porque permiten colocar al bebé en sentido de la marcha. Antes de los 6 meses, esto está contraindicado por la hiperestimulación que ello conlleva. Con ese tiempo, al bebé le basta con mirar a mamá, con oler a mamá.
Y, en segundo lugar, van colgados con las rodillas más bajas que la cadera y completamente abiertas. No soy médico, pero no lo veo muy fisiológico...

No obstante, lo que aquí publico es mi humilde opinión.
Para elegir un portabebé ergonómico que se adapte a cada una, no hay nada como probarlo. La iniciativa de Red Canguro de alquilarlos es muy recomendable para la dedidirse.


CLC



miércoles, 4 de mayo de 2011

Web de consulta

Si teneis dudas sobre la compatibilidad de alguna sustancia con la lactancia, lo podeis consultar en esta web.
Hospital de Denia 

Lactancia Materna - ¡Tan perfecta como siempre!

Feminismo y maternidad

Nueva tendencia en el pensamiento feminista: la historiadora Yvonne Knibiehler afirma que la verdadera liberación de la mujer pasa por la defensa de la función materna. Y la británica Alison Wolf sostiene que, detrás de una supuesta reivindicación de todas las mujeres, el feminismo "traicionó" a las madres. 

Artículo Completo 

 

miércoles, 20 de abril de 2011

Para las apasionadas del porteo


Ya estoy contando los días para la charla sobre porteo. 
Tengo pensado hacer una relación de los portabebés que he probado y comentarlos un poco. antes de la charla, para intercambiar puntos de vista y experiencias. Pero hoy,os presento un portabebés que desconocía: CHIMPAROO. No os perdais los vídeos. ¡Me parece de lo más chic y fácil de poner! Eso sí, no lo he probado...¿opiniones?

CLC


domingo, 17 de abril de 2011

Anulado el taller del lunes 18 de Abril

Se anula el taller del lunes 18 de Abril porque estamos de vacaciones. Os deseamos una buena Semana Santa a todos.

jueves, 14 de abril de 2011

miércoles, 6 de abril de 2011

El fin de nuestras tetas


¡Qué genial! Si ya "subcontratamos" la tarea de amamantar a nuestros hijos, puede que nuestras tetas dejen de ser funcionales y evolutivamente las iremos perdiendo. ¡Un problema menos en qué pensar!- bueno, un problema menos para mí, para el tataratataratatara...(bis)(bis)nieto de  Hugh Hefner, puede suponer su ruina- . Con que nos aseguremos de la permanencia de la especie vacuna, nos aseguraremos la nuestra.  Dios, todavía me sorprendo de la inteligencia humana.

Sólo bastaría con tener un pequeño establo en casa para enchufar a mi hija a la vaca. Porque, claro, se la daría directamente del envase, porque si ya andamos pasteurizando, uperisando, inmunoaniquilando, esterilizando la leche ya no sería lo mismo. Dormirían, incluso, en la misma habitación y, así, yo descansaría del tirón.

Me la llevaría al hospital para enganchar a mi hija mientras le sacan sangre para que no llore. Las caricias que van dirigidas a mí, serían interceptadas por la adorada vaca. El calor que va dirigido a mi hija, sería sustituido por el de tan útil animal. ¡Y mi hija aprendería a decir mu mucho antes de que fuera a la guarde! 

Y yo me sentiría la madre más satisfecha del mundo.

Que no, que esto no es utopía... Pincha aquí.

¿No es maravilloso?

CLC

martes, 5 de abril de 2011

Lo que no nos dijeron cuando estábamos embarazadas. Ana sabater

"El puerperio es una etapa naturalmente perfecta, una metanoia enriquecedora, vital, que lleva a la mujer a una depresión postparto. ¿Por qué una mujer sana y feliz se entristece cuando tendría que ser el mejor momento de su vida?. El parto le conduce a un desafío interior, a una búsqueda, a una reconciliación con lo no esperado (…), un cara a cara con una parte propia que rechazamos, en una sociedad en la que prima la adaptación al medio siguiendo unos patrones de comportamiento impuestos y no instintivos”

“Y superadas todas las dificultades, descubre que LA ENGAÑARON, que no fueron unos meses y vuelta a la normalidad, que ahora su realidad es radicalmente distinta y que tiene que adaptarse a otro ritmo que es el que él impone. Que es otra mujer distinta que poco tiene que ver con la que llevaba ese ritmo imparable y tenía las metas profesionales tan claras”“Y te descubres a ti misma mirándote en los azulejos de la cocina mientras sostienes en tus brazos a tu hijo, ambos bailáis una melodía pasada de moda, porque has dejado de prestar atención a las tendencias actuales, has olvidado quien eras y qué querías en la vida, sólo tienes presente y ahora, agarras su pequeña mano mientras danzas en la eternidad el mejor baile de tu vida, y te das cuenta de que esto es la felicidad”
Ana Sabater



lunes, 28 de marzo de 2011

Charla "De la autoridad al autocontrol. Los límites en la infancia"

Pincha en la imagen para ampliarla

La charla será a las 18:00 en el Santa Rosa de Lima (calle Torrejón nº 1)

Preparandose para la lactancia. Por Candy Tejera

En muchas ocasiones, cuando hablo con mujeres embarazadas, me doy cuenta de la falta de información que tienen sobre el proceso real del parto, sobre las opciones, sobre las alternativas... Hoy he encontrado este interesante artículo de El parto es nuestro que quiero compartir con vosotros. ¿Qué opinais?





viernes, 25 de marzo de 2011

Papá soporte

Triángulo de Lactancia

Cuando un niño nace y durante un par de años, sobre todo si se opta por amamantar, forma una diada con su madre.  Muchos padres no encuentran, entonces, su papel y este es ni mas (ni menos) que estar, comprender, apoyar, ayudar, sostener...

En este documento tenéis una guía fantástica para los papás que quieren participar en esta apasionante aventura.



martes, 22 de marzo de 2011

Amamantar en la Tierra de Genghis Kahn”-Lactancia materna en Mongolia. Texto de Ruth Kamnitzer traducido por Ana Isabel Chinchilla

Artículo publicado originalmente en  www.drmomma.org

Ruth Kamnitzer

Hay en Mongolia un dicho muy utilizado que afirma que los mejores boxeadores toman leche materna durante al menos seis años, afirmación muy seria para un país en el que el boxeo es el deporte nacional. Me trasladé a Mongolia cuando mi primer hijo tenía cuatro meses y viví allí hasta que cumplió tres años.


Criar a mi hijo en aquellos primeros años en un lugar donde la actitud hacia la lactancia materna es tan radicalmente diferente de las costumbres que prevalecen en Norteamérica me abrió los ojos a una visión completamente diferente de cómo podría ser todo. Los mongoles no solamente prolongan la lactancia materna, sino que además lo hacen con más entusiasmo y menos inhibiciones que casi nadie de los que había conocido hasta entonces. En Mongolia, la leche materna no es sólo para bebés; no se trata sólo de nutrición y definitivamente no es un tema sobre el que se imponga la discreción. Es la madera de la que estaba hecho Genghis Khan.
Al igual que muchas madres primerizas, no había pensado demasiado sobre la lactancia antes de tener a mi bebé, pero minutos después de que mi hijo Calum saliera, se agarró a la teta y durantelos siguientes cuatro años no parecía nada dispuesto a soltarse. Tuve suerte, porque en muchos aspectos la lactancia nos resultó sencilla: ninguna grieta en el pezón, rara vez un pecho ingurgitado. Mentalmente las cosas no eran tan sencillas: a pesar de lo mucho que amaba a mi bebé y disfrutaba del vínculo que nos ofrecía la lactancia, en ocasiones resultaba insoportable. No estaba preparada para la magnitud de mi amor por él ni para la intensidad de su necesidad de mí en exclusiva y de mi leche. “No le permitas que te convierta en un chupete humano”, me advirtió una enfermera canadiense pocos días después del nacimiento de Calum, que mamaba a todas horas, pero yo repasaba todos los posibles motivos de su llanto (¿gases?, ¿pañal? ¿infraestimulación? ¿sobreeestimulación?) y por lo general acababa dándole teta de nuevo. Me preguntaba si hacía bien.
Entonces me trasladé de Canadá a Mongolia, donde mi marido llevaba a cabo unos estudios sobre vida salvaje. Allí los bebés están siempre envueltos en varias capas de gruesas mantas, atados con cuerda como un paquete que no quieres que se rompa en el correo. Cuando un paquete murmura, se le pone un pezón en la boca. No se les cambia muy a menudo y nunca se les hace eructar. No hay ni siquiera una manos en las que poner un sonajero. Por supuesto, no hay ratitos boca abajo. Los niños permanecen envueltos hasta al menos los tres meses, y cada vez que emiten un sonido, se les da de mamar.
Esto resultaba interesante. A los tres meses, los bebés canadienses ya tienen actividades sociales, incluso natación. Algunos aprenden a “calmarse solos”. Yo daba por sentado que había muchos motivos por los que un bebé podía llorar y que era mi trabajo averiguar la razón y darle la solución adecuada. Pero en Mongolia, aunque los bebés puedan llorar por muchos motivos, sólo hay una solución: leche materna. Dejé de darle vueltas e hice lo mismo.
En Canadá la lactancia materna aún está rodeada de cierto misticismo, pero en realidad no estamos demasiado acostumbrados a ella. La lactancia se realiza en casa, en grupos de lactancia, quizá en alguna cafetería: rara vez se ve en público y desde luego nosotros mismos no tenemos recuerdos conscientes de haber sido alimentados con pecho. A esta íntima actividad entre madre e hijo se la trata con secretismo y educadas miradas hacia otro lado, y se considera casi igual que las demostraciones públicas de intimidad en una pareja: no es tabú, pero sí que causan ligera incomodidad y son educadamente ignoradas. Cuando el silencioso y angelical recién nacido se convierte en un niño activo resuelto a comunicar a todo el mundo lo que está haciendo a cada momento, bueno, entonces esos ojos se apartan con mayor rapidez e intensidad, a veces con el ceño fruncido.
En Mongolia, dar el pecho en público, en lugar de relegarme a la sección de “sólo mamás”, me puso decididamente en el centro de atención. Su práctica universal de dar pecho en cualquier momento y lugar, así como la cercanía en la que la mayoría de los mongoles vive, implica que todos están acostumbrados a ver un pecho en acción. Les alegraba ver que hacía las cosas a su manera (que por supuesto era la manera correcta).
Cuando daba pecho en el parque, las abuelas me brindaban sus historias sobre cómo habían alimentado a sus doce hijos. Cuando daba pecho en el asiento trasero de los taxis, los conductores levantaban sus pulgares por el retrovisor y me aseguraban que Calum se convertiría en un gran boxeador. Cuando paseaba por el mercado acunando a mi hijo en mis brazos mientras mamaba, los comerciantes me hacían un sitio en su puestos y le decían al niño que se lo bebiera todo. En lugar de mirar a otro lado, la gente se inclinaba sobre Calum y le besaba la mejilla. Si se soltaba de la teta en respuesta a la atención recibida, dejando mi pecho chorreando y completamente expuesto, no pasaba nada. Nadie se quedaba mirando, nadie apartaba la vista: simplemente se reían y se limpiaban la leche de la nariz.
Desde que Calum tenía cuatro meses hasta los tres años, allá donde fuera, oía una y otra vez lo mismo: “La teta es lo mejor para tu bebé, lo mejor para ti” La aprobación constante me hacía sentir que hacía algo importante que interesaba a todos; exactamente la clase de aprobación pública que *toda* madre reciente necesita.
Para cuando Calum cumplió los dos años, yo ya había descubierto lo útil que podía ser la lactancia materna. Nada hace que un niño se duerma más rápido, alivia el aburrimiento de un largo viaje en coche, o calma una tormenta que se cierne, tan rápidamente como una poca leche calentita de mamá. Es la ayuda más útil para la madre perezosa, y yo creía que le daba todos los usos, pero los mongoles lo llevaban más lejos.
Durante los inviernos mongoles, pasaba muchas tardes en en el yurt de mi amiga Tsetsgee, huyendo del frío glacial de fuera. Fue instructivo comparar nuestras técnicas de crianza. Cuando estallaba una pelea por los juguetes entre nuestros hijos de dos años, mi primera reacción era restablecer la paz distrayendo a Calum con otro juguete al tiempo que le explicaba los principios de compartir las cosas, pero esto llevaba tiempo y una media de éxito de tan sólo un cincuenta por ciento, En el restante cincuenta por ciento de veces, cuando Calum no quería dar su brazo a torcer y su frustración aumentaba hasta el punto de ebullición, lo cogía y le acunaba en brazos para amamantarle.
Tsetsgee tenía una táctica diferente. Al primer murmullo de discordia, se levantaba la camisa y empezaba a menear sus pechos con entusiasmo, diciendo: “¡Ven aquí, cariño, mira lo que tiene mami para ti!” Su hijo apartaba la vista de los juguetes para mirar las dianas de sus pechos y siempre se iba hacia ellos.
¿Media de éxito? Cien por cien.
Para no ser menos, adopté la misma estrategia. Allí estábamos, dos madres agitando los pechos como strippers compitiendo por atraer a un cliente. Si los abuelos estaban por allí, se unían a la representación. Los pobres críos no sabían a dónde mirar: la tranquilizadora plenitud de los pechos de sus madres, los mustios pechos planos de la abuela con su larga experiencia, o el extraño montón de carne que el abuelo se agarraba en su envidia de pechos. Por mucho que lo intente, no puedo imaginarme una escena similar en una reunión de la Liga de la Leche.
En mis clases prenatales en un pequeño pueblo de Canadá, donde nació Calum, nos mostraron la lactancia materna con un vídeo de una madre sueca de aspecto especialmente atlético, que daba pecho a su niño pequeño mientras esquiaba. La clase se estremeció: “Claro que es genial para los bebés, pero cuando ya empiezan a hablar y a andar…?”  Todas parecían de acuerdo. Yo me callé.
Me tocó a mí sorprenderme cuando una de mis amigas mongoles me dijo que había tomado leche materna hasta los nueve años de edad. Me quedé tan boquiabierta y estupefacta que al principio me lo tomé a broma. Viendo ahora que mi hijo se destetó justo después de cumplir los cuatro años, me avergüenza un poco mi inflexible incredulidad. Aunque nueve años sea bastante edad para tomar el pecho, incluso para los mongoles, no está fuera del rango.
Aunque no siempre era fácil hablar sobre conceptos como “destete voluntario” con mongoles debido a la barrera idiomática, dar pecho “a largo plazo” parecía ser la norma. Nunca conocí a nadie que diera pecho a dos niños, lo cual me sorprendió, aunque debido a que los intervalos entre hijos son bastante largos, la mayoría de los niños dejaban de mamar entre los dos y los cuatro años.
Según UNICEF, en 2005 el 82 por ciento de los niños de Mongolia seguían con lactancia materna entre los 12 y los 15 meses y el 65 por ciento seguían entre los 20 y los 23 meses. El último hijo parece que simplemente continúa, de ahí la niña de nueve años que tomaba pecho, y si la sabiduría popular no se equivoca, de ahí la fama de Mongolia en el boxeo.
Cuando a los tres años Calum seguía tomando pecho con el entusiasmo de un recién nacido y yo me preguntaba cómo surgiría el destete, sentí curiosidad sobre qué animaba a los niños mongoles a destetarse solos. Algunas madres me dijeron que su hijo simplemente perdió el interés. Otras dijeron que la presión de grupo tuvo que ver, (he oído a adolescentes mongoles burlarse de otros diciendo “¡Quieres los pechos de tu mami!” del mismo modo que se dice “¡Corre con tu mamá!”). Cada vez más a menudo, las obligaciones del trabajo obligan a destetar antes de lo habitual: los niños a menudo pasan el verano en el campo mientras que la madre se queda en la ciudad trabajando, y durante esta larga separación a la madre se le retira la leche.
Mi amiga Buana, de veinte años, me contó su lactancia, digna de medalla de oro: “Me crié en un yurt lejos, en el campo. Mi madre siempre me decía que me la bebiera toda, que era buena para mí. Yo creía que todas los niños de nueve años lo hacían. Cuando fui al colegio, lo dejé.” Me miró con un brillo travieso en los ojos “ Pero aún me gusta beberla a veces”.
Destetarse me parecía un suceso bastante definido. Siempre esperé que, en algún momento, las tomas se reducirían y seguirían reduciéndose hasta que cesaran por completo. Se me retiraría la leche y ya está. Bar cerrado.
En Mongolia no sucede así. Hablando de lactancia con mi amiga Naraa, le pregunté cuándo su hija, entonces de seis años, se había destetado. “A los cuatro años” me contestó, “a mí me entristeció pero ella no quería tomar teta más”. Entonces Naraa me dijo que la semana anterior, cuando su hija había vuelto de una larga estancia en el campo con sus abuelos, quiso tomar teta. Naraa la complació “Me imagino que me había echado mucho de menos” explicó, “y fue bonito. Por supuesto, yo no tenía leche, pero no le importó”.
Pero si “destetar” significa no volver a beber leche materna, entonces los mongoles nunca se destetan del todo, y esto es lo que más me sorprendió de la lactancia en Mongolia. Si los pechos de una mujer están ingurgitados y su bebé no está cerca, irá sencillamente preguntando a sus familiares, de cualquier edad o sexo, si quieren beber. A menudo las mujeres se extraen una taza de leche para sus marido para darles un capricho, o dejan una poca en el frigorífico para que cualquiera pueda servirse.
Aunque todas hemos probado nuestra propia leche, le hemos dado a nuestras parejas para que la prueben, quizá hemos echado una poca al café en una emergencia ¿no?, no creo que que muchos de nosotras la hayamos bebido a menudo. Sin embargo a todo mongol al que he preguntado me ha dicho que le gusta le leche materna. El valor de la leche materna está tan reconocido, tan firmemente arraigado en su cultura, que no se considera como algo sólo para bebés. La leche materna se usa comúnmente de forma medicinal, se les da a los mayores como una cura para todo, se usa para tratar infecciones oculares así como (dicen) hacer más blanco el blanco de los ojos y más intenso el marrón del iris.
Pero sobre todo, creo que los mongoles beben leche materna porque les gusta el sabor. Una amiga mía occidental que se extraía leche en el trabajo y dejaba la botella en el frigorífico de la oficina se encontró un día la botella medio vacía. Ella se rió: “¡Sólo sospecharía de que mis compañeros se beban mi leche en Mongolia!”
Vivir en otra cultura siempre te obliga a re-evaluar la tuya. No sé cómo hubiera sido dar pecho a mi hijo en sus primeros años en Canadá. La avalancha de observaciones positivas que recibí en Mongolia, así como la aceptación sincera de dar el pecho en público simplemente me asombró, y me dio la libertad de criar a mi hijo de una manera que me parecía natural. Además de las pequeñas diferencias en nuestras costumbres de lactancia, los detalles de cuánto y cuándo, concluí que había una diferencia más grande en nuestros métodos de crianza.
En Norteamérica valoramos tanto la independencia que aparece en todo lo que hacemos. Sólo se habla de qué come tu bebé ahora, y a cuántas tomas has reducido. Incluso aunque no seas la que hace estas preguntas, es difícil escapar de su impacto. Además se venden tantas cosas para que tu hijo se entretenga solo y te necesite menos que el mensaje es claro. Sin embargo en Mongolia, la lactancia no se identifica con dependencia, y el destete no es una meta. Saben que sus hijos crecerán; de hecho, un niño mongol normal de cinco años es mucho más independiente que uno occidental. No hay prisa por destetar.
Probablemente lo más valioso de criar a mi hijo en Mongolia fue que me di cuenta de que hay un millón de maneras de hacer las cosas, y que yo podía elegir cualquiera de ellas. Durante la lactancia de mi hijo tuve varias dificultades, y tomé y deseché ideas y prácticas en mi intento de forjar mi propio estilo. Me alegro de haber amamantado a Calum tanto tiempo: fueron cuatro años al final. Creo que la lactancia fue lo mejor para mi hijo, y que tendrá una influencia duradera en su personalidad y en nuestra relación.
Y cuando gane la medalla de oro de boxeo en la Olimpiadas, espero que me lo agradezca.

lunes, 21 de marzo de 2011

Entrevista a Armando Bastida padre enfermero de pediatria y bloguero

La entrevista no tiene desperdicio, pero es que además durante todo el texto van a pareciendo enlaces interesantísimos. Disfrutadlo.
 Entrevista 

Fragmento de un artículo de Carlos González.

Siguiendo con el tema del control de esfínteres y centrándonos en la enuresis nocturna de los mas mayorcitos.


....Pero las noches son muy distintas. Aunque muchos niños pueden dormir secos a los tres años, otros muchos se hacen pipí en la cama (enuresis nocturna) hasta la adolescencia o incluso toda la vida. Durante la Primera Guerra Mundial, el 1 por ciento de los reclutas norteamericanos fue declarado no apto para el servicio por enuresis. La enuresis nocturna casi nunca tiene causa orgánica o psicológica, sino que depende de la maduración neurológica y de las características genéticas (va por familias).

Algunos niños consiguen no hacerse pipí en un día especial (por ejemplo, en casa de un amigo), a costa de pasar la noche prácticamente en vela. Por supuesto, no pueden hacerlo muchos días seguidos. Por desgracia, algunos padres no comprenden el enorme esfuerzo que han hecho y se lo echan en cara («en casa de Pablo bien que espabilaste, pero aquí no te preocupas,

claro, como estoy yo para lavar sábanas»). Este tipo de comentarios, además de cruel, es falso. Hace poco, una madre comentaba en un foro de Internet que su hija de siete años se hacía pis en la cama. Otra madre le contestaba así:
Yo estuve haciéndome pis hasta los dieciséis años, y peor que me sentía y más acomplejada que nadie... Me tiraba las noches en vela para no mojar la cama, y en cinco minutos que el sueño me rendía, me hacía pis; estaba desde el medio día sin beber nada, era horrible, y seguía haciéndome pis; me levantaba por la noche a lavar mis sábanas para que no se enteraran... No la regañes, no la responsabilices, es una enfermedad, de pronto un día dejé de hacérmelo. Mi hijo mayor se hizo pis hasta los trece años...

Quisiera explicar aquí una anécdota, en homenaje a un gran pediatra japonés, el Dr. Itsuro Yamanouchi, de Okayama. Visité su hospital en 1988, y me fascinó aquel sabio humilde que seguía atendiendo consultas externas de pediatría a pesar de ser director de un gran hospital. Le acompañé una tarde en su consulta, y él me explicaba en inglés lo que ocurría.

—Este niño tiene seis años, y se hace pipí en la cama. Le he explicado a la madre que eso es normal, que no hay que hacer nada, y que yo me hice pipí hasta los siete años.

—¡Qué casualidad! —respondí en mi inglés vacilante—. Yo también me hice pipí hasta los siete años.

El Dr. Yamanouchi se apresuró (para mi sorpresa) a traducir mis palabras, y la madre me miró con más sorpresa aún y se deshizo en reverencias y agradecimientos.

Un rato después, otra madre, mientras escuchaba las palabras del médico, me miró también con asombro y me hizo otra reverencia.

—Este niño de diez años también se hace pipí en la cama.

Le he explicado a la madre que yo me hice pipí hasta los once años, y tú hasta los siete.

—Pero... ¿no me dijo usted que también se había hecho hasta los siete?

—Bueno —sonrió el Dr. Yamanouchi—, yo siempre les digo un año más.

Control de esfínteres: una cuestión madurativa. Nuria Otero Tomera

Vamos a hablar de control de esfínteres. No de retirada de pañal. El pañal no deberíamos retirarlo si antes no existe control de esfínteres… y sin embargo, solemos hacerlo al revés, como si creyésemos que quitando el soporte se logra antes la maduración de una función corporal.


 

¿Reciben los bebés suficientes abrazos?. Natalia Suarez Acero

Los estudios demuestran que toda cría mamífera necesita un contacto físico constante.  La cría humana, por nacer más inmadura, aún más.  ¿Reciben los bebés todo el contacto que necesitan?

miércoles, 16 de marzo de 2011

Lactancia materna durante el embarazo y en tándem

Algunas madres desean seguir amamantando a su hijo hasta el destete natural pero se quedan embarazadas de nuevo y surgen las dudas. En  Alba Lactancia Matena nos resuelven muchas de esas dudas.

Video: Lactancia de una prematura extrema

En este VIDEO  una madre nos muestra paso a paso como consiguió alimentar a su bebé prematuro con lactancia materna. 

Ella misma nos lo explica así:

Este vídeo muestra los pasos que dí para conseguir dar de mamar a mi hija, nacida de 24 semanas (5 meses y medio de embarazo) y 560 grs. Para que pueda ayudar a otros en mi misma situación............. Aunque no sea fácil, hay que intentarlo. Mi hija tiene ahora 28 meses (mayo 08) y sigue con la lactancia...........

Para conseguirlo, tuve que dejar progresivamente los biberones de leche materna, de los 8 bibes de 50mls que tomaba recién llegada a casa, le fuíe alternando: daba un bibe de leche materna(previamente la ponía al pecho, y a la siguiente toma, no se lo daba, sino que le daba teta a demanda. La demanda al principio suponía tenerla casi todo el tiempo al pecho, porque no tenía fuerza, chupaba, y a la media hora otra vez pedía, etc.... al cabo de unas horas así, 3-4 h, le daba un bibe, y otra vez teta a demanda, practicando lo más posible el método cánguro y el colecho. Progresivamente, fui espaciando las tomas de bibes, y al principio, la tenía al pecho cada media hora, (es cuando ella pedía) y poco a poco, mi hija fue espaciando sus tomas de pecho. Supongo que aparte del alimento, mi hija buscaba más cosas en tomar teta: relax, cercanía conmigo, consuelo, etc...Y yo también (fueron 3 meses separadas después de nacer). Así que su demanda de teta era mucha, de día y de noche, pero poco a poco fue espaciando las tomas, hasta regularlas y hacer las tomas más espaciadas........
En cuanto al peso, la pesaba al principio cada 2/3 días, simplemente para comprobar que engordaba, lo cual era síntoma que tomaba leche. Luego, con 2/3 meses de estar en casa, la pesaba cada 2 semanas, no hacía falta comprobarlo tanto.
Animo a todas las madres de prematuros, que lo intenten, no es fácil, pero se puede conseguir, y es tan importante para los prematuros la Leche materna, como para las mámas el contacto físico y al simbiosis con nuestros bebés, que nos ayuda a superar el "trauma" de ser separados de nuestros bebés, y nos ayuda a recuperar nuestros vínculos.
 

miércoles, 9 de marzo de 2011

Nuestros hijos y el mundo.


Hace poco, una amiga me envió un artículo muy interesante a mi correo.
En él, Leopoldo Abadía, hace un análisis en el que rompe un poco mis esquemas. Estaba enfocando deficientemente mi preocupación por el futuro. 
No hay que preocuparse tanto por el mundo que dejamos a nuestros hijos. Lo que realmente hay que pensar es en qué hijos dejamos al mundo.




Dejo artículo:


"Me escribe un amigo diciendo que está muy preocupado por el futuro de sus nietos. 
Que no sabe qué hacer: si dejarles herencia para que estudien o gastarse el dinero con su mujer y que "Dios les coja confesados". 
Lo de que Dios les coja confesados es un buen deseo, pero me parece que no tiene que ver con su preocupación. 
En muchas de mis conferencias, se levantaba una señora (esto es pregunta de señoras) y decía esa frase que me a mí me hace tanta gracia: "qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?" 
Ahora, como me ven mayor y ven que mis hijos ya están crecidos y que se manejan bien por el mundo, me suelen decir "qué mundo les vamos a dejar a nuestros nietos?"
Yo suelo tener una contestación, de la que cada vez estoy más convencido: 
"Y a mí...¿¡ qué me importa?!" 
Quizá suena un poco mal, pero es que, realmente, me importa muy poco.
Yo era hijo único. Ahora, cuando me reuno con los otros 64 miembros de mi familia directa, pienso lo que dirían mis padres, si me vieran, porque de 1 a 65 hay mucha gente. Por lo menos, 64. 
Mis padres fueron un modelo para mí. Se preocuparon mucho por mis cosas, me animaron a estudiar fuera de casa (cosa fundamental, de la que hablaré otro día, que te ayuda a quitarte la boina y a descubrir que hay otros mundos fuera de tu pueblo, de tu calle y de tu piso), se volcaron para que fuera feliz. Y me exigieron mucho.
Pero qué mundo me dejaron? Pues mirad, me dejaron:
1. La guerra civil española 
2. La segunda guerra mundial 
3. Las dos bombas atómicas 
4. Corea 
5. Vietnam 
6. Los Balcanes 
7. Afganistán 
8. Irak 
9. Internet 
10. La globalización
Y no sigo, porque ésta es la lista que me ha salido de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo un libro. 
Vosotros creéis que mis padres pensaban en el mundo que me iban a dejar?...¡ Si no se lo podían imaginar!

Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré bastante
Intentar darme una muy buena formación.
Y si no la adquirí, fue culpa mía.

Eso es lo que yo quiero dejar a mis hijos, porque si me pongo a pensar en lo que va a pasar en el futuro, me entrará la depresión y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo más mínimo.

A mí me gustaría que mis hijos y los hijos de ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los demás, fuesen gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales. Lo que por ahí se llama "buena gente".

Porque si son buena gente harán un mundo bueno.

Por tanto, menos preocuparse por los hijos y más darles una buena formación: 

que sepan distinguir el bien del mal, 

que no digan que todo vale,

que no miren para otro lado ante la corrupción,

que piensen en los demás, 

que sean generosos. . . .

En estos puntos suspensivos podéis poner todas las cosas buenas que se os ocurran. 

Al acabar una conferencia la semana pasada, se me acercó una señora joven vasca con dos hijos pequeños. Como también aquel día me habían preguntado lo del mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho... 
"qué hijos íbamos a dejar a este mundo".

O sea que a esa señora joven le sobraba sabiduría, y me hizo pensar...
Y volví a darme cuenta de la importancia de los padres. 
Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo mal que está todo, pero mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos las cosas.

Y el Gobierno y las Autonomías se agotarán haciendo Planes de Educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de Historia de mi pueblo (por aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y todas estas cosas. 

Pero lo fundamental es lo otro:
Los Padres. 
Ya sé que todos tienen mucho trabajo, 

que las cosas ya no son como antes, 

que el padre y la madre llegan cansados a casa, 

que mientras llegan, los hijos ven la tele basura, que lo de la libertad es lo que se lleva, 

que la autoridad de los padres es cosa del siglo pasado. 

Lo sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no hagamos NADA. 

Leopoldo Abadía 

P. D . 

1. No he hablado de los nietos, porque para eso tienen a sus padres. 

2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño. 

3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a formarles."
Para mí, es genial. 


miércoles, 2 de marzo de 2011

EL MASAJE INFANTIL para escuchar, comprender, respetar y amar a los/as niños y niñas. Mercè Simón

Quiero compartir con vosotros este artículo de Merce Simon sobre Masaje Infantíl.

Mercè Simón es Formadora de la Asociación Internacional de Masaje Infantil (IAIM) y Formadora de la Asociación Española de Masaje Infantil (AEMI). Además, es Quiromasajista y especialista en Desarrollo Psicomotriz Infantil.

Reflexiones sobre el Método Estivill. Rosa Jové.

Rosa Jové, psicóloga clínica y psicopediatra, expone en este artículo sus reflexiones y opiniones sobre el conocido Método Estivill para enseñar a dormir a los niños.

  1. No estoy en contra del método. Simplemente quiero lo mismo que se les pide a otros métodos o fármacos; es decir, que alguien me demuestre que no son perjudiciales para la salud.
     
    De momento no hay ningún estudio que demuestre que a los niños que se les ha aplicado este método no tengan secuelas psicológicas de mayores. En cambio hay estudios científicos importantes (Spitz, Harlow, Bolwby, Mckenna,....) sobre lo perjudicial que es dejar llorar a los niños, no consolarlos, dejarlos solos etc...

    El día que me demuestren que no es perjudicial para la salud quizás lo recomiende, mientras tanto......no.
     
  2. No estoy en contra del método. Simplemente quiero que me demuestren lo que dicen.
     
    No hay en todo el libro de Estivill una nota bibliográfica de ningún estudio y de ningún autor que avalen sus palabras. Me enseñaron en la universidad que todo trabajo científico debe ir acompañado de estudios y citas que avalen lo que uno dice; en caso contrario, no es ciencia, sino periodismo. Por cierto.....¿por qué un hombre de “ciencia”, como Estivill, elige a una periodista, como Silvia de Béjar, para escribir su libro?

    El día que me demuestren lo que dicen quizás lo recomiende, mientras tanto....no.
     
  3. No estoy en contra del método. Simplemente quiero que me demuestren que sirve para solucionar los problemas del sueño.
    Estivill dice en el prólogo de su libro que funciona en el 96% de los casos (sin citar ningún estudio que avale sus palabras, ¡claro!). En cambio en el capítulo VI cita que hay problemas que no tiene solución como las pesadillas (45% de niños), el sonambulismo (15%), etc... A ver, repasemos matemáticas. Si del 100% de niños con problemas de sueño (donde se supone que incluye a los de las pesadillas) el 96% se “curan” con el método, pero el 45% del 100% no pueden ser curados...... hay algo en esta suma que me falla. O me sobran niños o me faltan curaciones.

    ¿Qué pasa? Pues que Estivill no tiene la solución para los verdaderos problemas del sueño. Solo trata esos casos leves de niños que tienen necesidad de sus padres para dormir (cosa que se cura sola con el tiempo). Lo único que les “enseña” a los niños con su método es a darse cuenta de que nadie les hará caso y, por lo tanto, a la larga aprenden a no quejarse más. Muchos ni siquiera se duermen enseguida, sino que se quedan quietos en silencio.

    El día que me demuestren que sirve para solucionar los problemas del sueño quizás lo recomiende, mientras tanto....no.
     
  4. No estoy en contra del método. Simplemente creo, como hacemos la mayoría de profesionales de la salud, que ante un diagnóstico es de elección el tratamiento menos agresivo para la persona.

    Ante un niño que todavía necesita dormir en compañía o que le duerman, hay muchas cosas que funcionan, entre ellas el mecerlos, el dormir acompañados o el dejar pasar el tiempo. La mayoría de problemas se resuelven solos, y ¡total! si el método es tan bueno, funcionará igual a los pocos meses que a los 3 años (época en la que se suelen solucionar gran parte de los problemas). ¿Por qué empezar con el que hará sufrir más a nuestro hijo?

    El día que me demuestren que es el único método que funciona en estos casos (o el menos agresivo) quizás lo recomiende, mientras tanto......no.
     
  5. No estoy en contra del método. Simplemente me pregunto ¿qué método?
    Desde Valman hasta Estivill conozco varios autores que se han adjudicado la autoría del método en los últimos 30 años. El que mejor lo ha desarrollado es Ferber (de hecho, menos en España, en todo el mundo a nuestro supuesto método Estivill, le llaman método Ferber). Si tiene la oportunidad de ojear su libro “Solucione los Problemas de Sueño de su Hijo” (Ed. Medici), en la página 91 verá publicado el método “Estivill” 5 años antes de que el primer “Duermete niño” apareciera en el mercado.

    ¡Ah! ¡Por eso lo escribió una periodista! Estivill simplemente hizo de intermediario: cogió las ideas de Ferber y se las dio a Silvia de Béjar.

    El día que me demuestren que el método Estivill no es una estafa quizás lo recomiende, mientras tanto......no.
     
  6. No estoy en contra del método. Simplemente tengo una lista con 10 o 15 preguntas más que me quedan sin contestar.
  7. Soy persona de ciencia (o lo intento) y necesito respuestas antes de hacer llorar a mi hijo.
    El día que me den todas las respuestas que necesito quizás lo recomiende, mientras tanto..... intente no creer todo lo que la publicidad dice. Busque, investigue y pregúntese. Sus hijos lo merecen.

lunes, 28 de febrero de 2011

Charla "Comunicación mediante signos con bebés de 6 a 24 meses"


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Comunicación por signos con bebés de 6-24 meses

Ponente: CLAUDIA CARTER, Fundadora de Cincodeditos
Fecha: Viernes 18 de Marzo 18:00
Lugar: Centro de Salud de Parque Europa


El Programa Cincodeditos® es un programa de comunicación por signos para los bebés sin problemas auditivos. Mediante la utilización de signos adaptados a bebés, los bebés y niños pequeños pueden comunicarse mucho antes de que aprendan a hablar.

sábado, 26 de febrero de 2011

Cuando nos dice adiós


Llegará ese momento. Nuestro bebé dejará de serlo y un día nos daremos cuenta de que ya no necesita nuestra teta. 

Y claro, muy previsoras nosotras, nos hallamos con un montón de leche congelada que no hemos utilizado -porque le gustaba más la reciente-, y nos fastidia un montón, sobre todo porque al final nos costaba un mundo extraer 50 míseros ml al día...

Además, he hablado con la más santísima divinidad y hemos añadido un pecado mortal más al panorama religioso: No tirarás la leche materna. Incluso, estamos estudiando la viabilidad de quitar puntos del carné por ello.

Ante esta situación, ¿qué podemos hacer? Pues se me ocurren 3 opciones. 


En primer lugar, el que nuestro bebé no quiera beber esa leche no significa que no nos pueda servir para sus papillas, sean o no de cereales. A mi hija, por ejemplo, le encanta la crema de calabacín "tunning", osea, con sus inmunoglobulinas.

En segundo lugar, podemos "guardar" para la posteridad esa leche y ¿qué mejor que haciendo jabón con ella?. Creo que sería un buen regalo para su mayoría de edad, por ejemplo.

Por último, ¿a qué niño no le gusta un helado?, pues me parece una estupenda forma de utilizarla. Me muero por probarla además. La pena es que no tengo ni idea de como hacerlo. Pero dadme tiempo.

Seguro que se os ocurren más formas de "reciclar" nuestro oro blanco. ¿Sugerencias?



Las ciudades son hostiles a los niños

Artículo de Mireia Martín, pinteña y ex-presidenta de "Criar con el corazón":

http://www.bebesymas.com/educacion-infantil/las-ciudades-son-hostiles-a-los-ninos

viernes, 25 de febrero de 2011

Laura Gutman

Queriamos compartir este video de Laura Gutman, escritora con varios libros publicados sobre maternidad, paternidad, vínculos primarios, desamparo emocional, adicciones, violencia y metodologías para acompañar procesos de indagación personal.

 

Los límites: coordenadas fundamentales. Violeta Alcocer

Los límites (esos de los que tanto se habla y que nadie sabe muy bien qué son) no son otra cosa que el lugar común donde se encuentran mis necesidades con las del otro, el espacio a partir del cual se rompe un equilibrio saludable, el marco dentro del cual se contienen nuestras relaciones saludables con nosotros mismos, con los demás y con el medio que nos rodea.
Es decir, los límites no siempre tienen que ver con la firmeza, la autoridad o la capacidad para decir “no”: tienen que ver con la capacidad de combinar nuestras necesidades con las de nuestros hijos de forma armoniosa.
Por otro lado, las expectativas son lo que esperamos de nuestros hijos y lo que esperamos de nosotros mismos como padres y como familia.
Límites y expectativas son dos conceptos estrechamente vinculados, pues nuestras expectativas son el marco de referencia de nuestros límites, los definen.

Las necesidades y las relaciones son muy particulares para cada persona y cada familia. Por ese motivo, los llamados “límites” han de ser también particulares para cada familia (dependerán de los valores de cada familia, de sus necesidades particulares, de su cultura, de su organización interna, de sus proyectos presentes y futuros y de las expectativas personales de cada padre sobre los hijos) y no podemos adoptar alegremente los de la familia de al lado (ni los del psicólogo o el pediatra de turno) porque entonces estaremos viviendo la vida de otro.
Cuando nuestros hijos desean, lo hacen a menudo desmedidamente y sin límites. El deseo es puro y la distancia entre los deseos del niño y la realidad suele ser grande (salir desnudo a la calle en pleno invierno, meterse con zapatos en la bañera, abrir todas las bolsas de patatas de una tienda, comerse un bote entero de plastilina o beber vino de la copa de papá) .

La tendencia de los padres, guiados por el afán de marcarle al niño donde está el límite, es la de negar el deseo rotundamente y en su totalidad (“no, tu no quieres eso” o “no, eso no se puede”). Con esta negación marcamos un límite, pero es tan rotundo que muchas veces desoímos algunos matices de ese deseo que sí podrían (y deberían) ser considerados.

Es importante pensar qué papel tiene el no en la vida de un niño.
Personalmente soy bastante contraria a las teorías que nos proponen el “no” como panacea educativa (por lo general son teorías que nos invitan a considerar que la frustración activa, es decir negarle deseos al niño deliberadamente, es necesaria e invita al crecimiento porque eso es lo que el crío se va a encontrar en la vida).
Yo lo veo de otra manera. Creo que, en realidad, lo que el niño necesita es conocer cómo está escrito el mapa de la realidad: de su realidad concreta y de la realidad del contexto social en el que vive y se desarrolla.

Hablo de mapa porque me parece una buena metáfora. En ese mapa hay zonas que limitan con otras, hay fronteras. Hay obstáculos geológicos insalvables y otros que se pueden salvar sólo con ayuda. Hay distintos paisajes, dependiendo de la zona en la que uno se encuentre instalado y para el niño es fundamental conocer ese mapa, esas coordenadas, para poder moverse por el mundo con seguridad. El mapa de la realidad incluye, también, las relaciones entre las personas. De esta manera, el mapa de la realidad del niño, el que hemos de mostrarle y él ha de ir incorporando según crece, es el mapa de las relaciones que tiene a su ardedor y del contexto físico en el que se desarrollan estas relaciones. Eso quiere decir que el niño también necesita conocer hasta dónde puede llegar con los demás y hasta dónde pueden llegar los demás con él.
Como he dicho muchas veces, el respeto en familia tiene que ser respeto para todos: para los hijos por supuesto, pero también para los padres. Y si el equilibrio se rompe y la balanza se inclina demasiado en uno u otro sentido estaremos haciendo muy mal nuestra labor.
Mi visión del asunto es compleja y quizá sofisticada, porque pretendo que nuestro objetivo como padres no sea que nuestro hijo conozca los límites (es decir, que se sepa el mapa al dedillo pero sin moverse del sitio), sino que, a la larga, nuestro hijo sea capaz de detectar por sí mismo dónde están los límites en la vida, que sea capaz de gestionar sus relaciones con los demás averiguando en cada caso hasta dónde puede llegar, que sea capaz de parar cuando tenga demasiado de algo, que se “autolimite” cuando haga falta. Que sea autónomo, que tenga criterio. Que no haga caso de lo que le digan que tiene que hacer “porque si”, sino que piense por él mismo… y acierte.

Para que este aprendizaje tenga lugar, es fundamental que ante un deseo de nuestro hijo, en vez de cerrar el tema con un “no” y a otra cosa, seamos capaces de decir “si, pero hasta aquí”.
El “no” rotundo está bien cuando lo que hay detrás es un enchufe que electrocuta o un terraplén. También cuando lo que hay detrás es un bofetón a un hermano o cualquier otra cosa que menoscabe lo que hemos considerado como respeto o como parte fundamental de nuestra convivencia o buena marcha vital.
Pero no tiene tanto sentido en el resto de las ocasiones.

Porque el niño que crece con el “no” aprende a ver la vida con el vaso vacío (de deseo). Conocerá muy bien la frustración pero no sabrá detectar los matices ni en el entorno ni en las situaciones, porque todos sus avances fueron censurados antes de empezar. No conoce el mapa de la realidad de antemano y es incapaz de emprender por sí mismo la tarea de conocerlo. Tiene miedo de lo nuevo, porque aprendió que su deseo de conocer era ilícito. Simplemente va siguiendo las indicaciones. Le vendrá muy bien, en cualquier caso, haber crecido en la frustración, porque careciendo de las herramientas personales para manejarse
adecuadamente en sus relaciones personales y con el entorno, a lo largo de su vida tendrá que lidiar con muchas.
El niño que crece con el “si, pero sólo hasta aquí” aprende a ver la vida con el vaso medio lleno (de deseo), aprende que casi todo puede intentarse, que sus deseos pueden verse realizados pero que para que eso suceda debe aceptar y asumir ciertas coordenadas, ciertas reglas, normas, las que reinen en cada circunstancia de su vida. Sabrá lo que es la frustración, cómo no, pero no será a costa de la frustración total sino a costa de un aprendizaje fundamental en la vida: tener que renunciar a algo para obtener algo, tener que esforzarse, tener que esperar, demorar y hasta renunciar o modificar los objetivos para encontrar la satisfacción.

La formula para replantearnos los límites es sencilla. Antes de volver a negar algo, merecerá la pena pararnos a escuchar qué es lo que nuestro hijo quiere y, por un momento, comprenderlo, idenficarnos con ese deseo, con el niño que nosotros fuimos. Comprenderlo no significa realizarlo en su totalidad: significa darle cabida a su deseo en nuestra mente e identificarnos con la realidad del mismo (“si yo fuera un niño de dos años me apetecería muchísimo tirarme a esa piscina con el bocadillo en la mano”).
Sólo desde esta postura podremos, en algunos casos, rescatar algún aspecto de ese deseo que sí puede ser realizado y se lo podremos mostrar así a nuestro hijo.
No se trata de que nosotros seamos los jueces que dan el visto bueno o el visto malo a un deseo (si lo entendemos así, es fácil caer en conceder demasiado o en negar demasiado) : se trata de que nosotros seamos los que le vayamos mostrando a nuestro hijo la manera de ir ajustando sus deseos a las posibilidades que le ofrece la realidad. El mensaje para el niño es: desear es bueno y lícito, pero quizá tengas que modificarlo un poco para que sea realizable o renunciar a él para poder hacerlo más adelante.. pocas veces en la vida podemos hacer “exactamente” lo que queremos, pero eso no significa que no podamos hacer algunos ajustes para disfrutar igual de ella.

Violeta Alcocer.